Lágrimas artificiales, sueros autólogos y otros tratamientos para el ojo seco
El ojo seco es una afección ocular muy común que afecta a millones de personas en todo el mundo. Puede manifestarse como una sensación de arenilla, picor, enrojecimiento, visión borrosa intermitente o incomodidad al usar pantallas o lentes de contacto. Aunque puede parecer un problema menor, su impacto en la calidad de vida puede ser significativo. Afortunadamente, existen diversos tratamientos que, según el tipo y grado de ojo seco, ofrecen alivio y control eficaz.
👁️ Tipos de ojo seco
Antes de elegir el tratamiento adecuado, es importante diferenciar los tipos de ojo seco:
- Evaporativo: causado por una disfunción de las glándulas de Meibomio que produce una película lagrimal inestable.
- Hiposecretor: se produce por una baja producción de lágrima acuosa.
- Mixto: combinación de ambos, el más frecuente en clínica.
Identificar el subtipo ayuda a seleccionar el tratamiento más eficaz para cada paciente.
💧 Lágrimas artificiales: primera línea de alivio
Son el tratamiento más conocido y usado. Actúan como lubricantes para compensar el déficit lagrimal. Existen distintas fórmulas:
- Baja viscosidad: ideales para uso frecuente sin alterar la visión.
- Media/alta viscosidad: para ojo seco más severo; ofrecen alivio prolongado.
- Con ácido hialurónico: mejora la hidratación y repara el epitelio ocular.
- Sin conservantes: recomendadas para uso frecuente o en pacientes sensibles.
Aunque no curan la enfermedad, alivian los síntomas y pueden usarse a largo plazo.
🧪 Suero autólogo y plasma rico en factores de crecimiento (PRGF)
Estos tratamientos personalizados se preparan a partir de la propia sangre del paciente. Luego de una extracción, se separan los componentes y se crean colirios ricos en factores regenerativos.
- Suero autólogo: contiene vitaminas, factores epiteliales y proteínas similares a la lágrima natural. Indicado en ojo seco grave, con daño en la superficie ocular.
- PRGF: técnica más avanzada que concentra factores de crecimiento con efecto antiinflamatorio y regenerador.
Estos tratamientos se reservan para casos crónicos, refractarios o cuando existe afectación corneal significativa.
🔬 Tratamientos antiinflamatorios
La inflamación crónica es clave en muchos casos de ojo seco. Para controlarla:
- Ciclosporina A (colirio): reduce la inflamación sin los efectos adversos de los corticoides. Se usa de forma crónica.
- Corticoides suaves tópicos: como fluorometolona o loteprednol. Útiles en brotes agudos, pero no se deben prolongar por riesgo de efectos secundarios.
- Tetraciclinas orales (doxiciclina): ayudan en casos con disfunción de glándulas de Meibomio, especialmente si hay rosácea ocular.
⚡ Luz pulsada intensa (IPL)
Es una terapia no invasiva que mejora la función de las glándulas de Meibomio mediante pulsos de luz sobre los párpados. Reduce la inflamación y estabiliza la película lagrimal.
- Rápida y segura
- Se realiza en sesiones periódicas
- Mejora sostenida en pacientes con ojo seco evaporativo
Es una de las innovaciones más prometedoras en los últimos años.
🔒 Oclusión de puntos lagrimales
Mediante pequeños tapones en los canales de drenaje lagrimal, se evita la pérdida prematura de lágrima. Se utiliza en pacientes con ojo seco severo y poca producción lagrimal.
🌡️ Calor controlado y terapia glandular
Dispositivos como LipiFlow®, masajes térmicos o compresas específicas ayudan a drenar secreciones espesas y mejorar la función glandular. Muy útiles en casos de blefaritis crónica o disfunción meibomiana.
✅ En resumen
El tratamiento del ojo seco ha evolucionado desde simples lubricantes hasta terapias regenerativas y personalizadas. Elegir la mejor opción requiere un diagnóstico adecuado, idealmente con pruebas específicas como la meibografía, la interferometría y test de osmolaridad.
Cada paciente es único, y lo que funciona en uno puede no ser suficiente para otro. Por eso, el enfoque debe ser integral, progresivo y guiado por un oftalmólogo experto.


